Apropósito del Día
Mundial del Ambiente celebrado el pasado 05 de junio, una red de investigadores pertenecientes a seis países de
la Amazonía (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela), lanza una
alerta sobre el futuro del mayor bosque tropical continuo del planeta. Según la
Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG)
(www.amazoniasocioambiental.org/es/), el 68% de las áreas naturales protegidas
y los territorios indígenas de la región experimentan algún tipo de presión o
amenaza.
Esta RED, donde Venezuela
participa con la presencia de dos instituciones, Wataniba
(watanibasocioambiental.org) y Provita (www.provita.org.ve/), encuentra en sus
análisis que los proyectos de infraestructura y los planes de inversión
amenazan la permanencia de los ecosistemas amazónicos.El análisis se basa en
una colección de mapas publicado por RAISG (https://www.amazoniasocioambiental.org/en/maps/#!/pressure), el cual aborda seis temas: intervención por
infraestructura de transporte (vías), energía (hidroeléctricas) e industrias
extractivas (minería y petróleo), deforestación e intensidad de quemas.
Si se analizan en forma
conjunta minería y petróleo, 87,2 millones de hectáreas, es decir 22% de los
390 millones de hectáreas incluidos en territorios indígenas y áreas de
conservación, están sujetos a algún tipo de amenaza o presión.
Los mapas también revelan
la presencia de hidroeléctricas y carreteras en áreas naturales protegidas y
territorios indígenas. De las 272 grandes represas hidroeléctricas de la
Amazonía, planificadas, en construcción u operativas, 78 (29%) están dentro de
territorios indígenas y 84 (31%) están en conflicto con áreas naturales
protegidas. Con relación a las carreteras y caminos, de los 136.000 kilómetros
mapeados en la región, aproximadamente 20% (26.000 kilómetros) cruzan áreas
naturales protegidas y territorios indígenas.
“Actualmente, no existe una
política nacional para la Amazonía que nos permita trazar una visión integral,
coherente y de largo plazo para la región”, afirma el director ejecutivo del
Instituto del Bien Común, Richard Smith. “De hecho, la orientación de las
decisiones políticas depende principalmente de las circunstancias y de la
voluntad de los actuales gobernantes”, concluye.
Los resultados pueden ser
encontrados en la plataforma multimedia “Amazonía en la encrucijada” (encrucijada.amazoniasocioambiental.org), que reúne estudios de caso de los temas analizados. Además de mapas
interactivos, los usuarios encontrarán fotos y videos sobre las presiones y
amenazas para cada uno de los seis países. El especial es lanzado en alianza
con el proyecto de periodismo de datos InfoAmazonia (https://infoamazonia.org/es/).
En Venezuela, la principal
amenaza y presión es la minería, tanto legal como ilegal. En cuanto a la
minería legal, antes del 2016 existía una serie de concesiones mineras ubicadas
principalmente en la Reserva Forestal de Imataca y a lo largo de algunos de los
tributarios más importantes de la represa Guri, parte de la Central
Hidroeléctrica Simón Bolívar. Sin embargo, luego de la creación de la Zona de
Desarrollo Estratégico Nacional Arco Minero del Orinoco, Venezuela suma
aproximadamente 11,4 millones de hectáreas (incluida la Zona Especial de
Icabarú) a las áreas que potencialmente pueden ser objeto de explotación
minera. Una extensión que representa millones de campos de fútbol y que está
por encima de más de 100 países en cuanto a extensión.
En
cuanto a la minería ilegal, hay que señalar que todos los parques nacionales
existentes en los estados Amazonas y Bolívar son víctimas de la explotación de
diferentes minerales y de diamantes, lo cual se ha asociado a la expansión de
enfermedades como la malaria y a epidemias como el sarampión. Esto conlleva a
la afectación no sólo de los ecosistemas guayaneses-amazónicos terrestres y
acuáticos, sino, en gran medida, a los pueblos indígenas que habitan
principalmente en esta región de nuestro país.
#AmazoniaEncrucijada
La información sobre Venezuela para este número fue
preparada por Wataniba y Provita, mientras la participación en este especial
fue coordinado por Wataniba.
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